
Las empresas cuentan con 6 métodos de evaluación de riesgos laborales muy efectivos y que resultan primordiales para llevar una correcta prevención de los citados riesgos. ¿Cuál de ellos es el más indicado? Eso dependerá de la actividad o actividades que lleve a cabo la organización, los equipos de trabajo que tenga, las características específicas que posea el centro de trabajo, el número de empleados, etc. Por este motivo vamos a realizar una recopilación de ellos.
Para poder hacer una prevención adecuada y certera, es necesario contar con los métodos convenientes para poder identificar correctamente los peligros con el fin de evitar que se produzcan. Para ello se puede contar con distintas herramientas que nos ayuden, como son manuales, guías orientativas y las informáticas que se pueden encontrar en formato software, online, o mediante un experto. Eso sí, teniendo siempre en cuenta el sector al que pertenece la compañía.
Los métodos de evaluación de riesgos laborales más usados y conocidos son OiRA y OCTAVE. Pero existen otros que conviene conocer. Por este motivo vamos a describir a continuación todos ellos. De hecho, son los que aporta la norma ISO 31010 para un correcto análisis.
Otros 6 métodos de evaluación de riesgos laborales
1. Análisis Modal de Fallos y Efectos (AMFE)
Este método analiza la fase de diseño de los procesos o productos de todas las áreas de la empresa. Diseño, organización, fabricación, comercialización, montaje, etc. Todas las etapas son analizadas por él, lo que significa que se aplica a los procesos clave, es decir, aquellos en los que se pueden producir fallos cuyas consecuencias tengan una importante repercusión.
Al destacar los puntos críticos se puede diseñar e implantar un sistema preventivo que evite que los riesgos se produzcan o los minimice en el caso de que este hecho se produzca.
¿Y en qué consiste exactamente? En la sistematización del estudio de un proceso o producto para la identificación de los fallos potenciales y la posterior elaboración de los planes de acción que combatan los riesgos, incorporando también criterios de clasificación pertenecientes al área de seguridad y salud.
Un factor a destacar de este método y que otros no suelen usar es la capacidad que tiene para detectar los fallos que se pueden producir o producen por los empleados, es decir, los usuarios de los productos, equipos o que forman parte de los distintos procesos.
2. Análisis del Árbol de Fallas (FTA)
Se trata de un método de evaluación que analiza principalmente los sistemas que pueden dar fallos para conseguir identificar aquellas formas que son mejores para la reducción de los riesgos, también para la determinación de las tasas de eventos que pueden producir una falla o accidente de seguridad en un nivel determinado de un sistema. Por este motivo es aplicado en los campos de ingeniería de fiabilidad o de seguridad.
El análisis que se realiza de la falla es deductivo y descendente, aplicando la lógica Booleana para comprobar un estado no deseado en un sistema producido por una serie de sucesos de bajo nivel.
Su uso es muy común en las industrias química, petroquímica, farmacéutica, aeroespacial y todas aquellas que presenten un elevado riesgo, incluida la ingeniería nuclear. Aunque dada su fiabilidad, también se utiliza para otras actividades como ingeniería de software para, entre otras cosas, la detección de errores de código e incluso para los riesgos correspondientes al servicio social.
3. Check-lists
Es uno de los métodos más sencillos de identificación de riesgos laborales. A través de un cuestionario previamente realizado por un experto, se analizan los aspectos críticos de todas las áreas de la empresa. Cumplimiento de la legislación, zona de trabajo, herramientas, equipos, protecciones que usan los trabajadores, materiales, espacios, políticas de prevención aplicadas, estudios ergonómicos y todo aquello que puede poner en riesgo la seguridad de los empleados.
Una vez que se analizan los factores de riesgo existentes, se procede a la correcta aplicación de la gestión de estos para una adecuada prevención.
4. Análisis funcional de operatividad (HAZOP)
Este método identifica de manera inductiva los riesgos existentes. Parte de la premisa de que los accidentes, problemas de operabilidad y riesgos en general son ocasionados por una desviación producida en las variables del proceso. Por tanto, ya no se cumplen los parámetros normales en los distintos procesos.
Por este motivo, es preciso evaluar todos los sistemas y todas sus líneas de modo que sea posible prevenir las desviaciones que se puedan producir. Se analiza de manera sistemática mediante el uso de las denominadas “palabras guía” tanto de las causas como de las consecuencias de las citadas desviaciones. Su uso es muy común para prevenir la inseguridad en industrias.
5. Análisis de capas de protección (LOPA)
Es otro de los métodos que existen para la evaluación de las situaciones existentes en una organización y la determinación del nivel de riesgo existente con el fin de determinar si es aceptable o no. Mediante el uso de reglas rigurosas se procede a la simplificación y estandarización de las diversas capas de protección existentes y los sucesos que las generan. De este modo se establece la magnitud del riesgo existente para situaciones determinadas por la combinación causa y efecto.
6. Diagrama de Ishikawa
También conocido como causa-efecto, es un método muy usado por su gran efectividad para determinar e identificar las posibles causas que provocan un accidente. Mediante el uso de un gráfico se representan las múltiples relaciones causa-efecto tomando en cuenta las diferentes variables intervinientes en el proceso y que pueden dar lugar a un accidente laboral.
Estos 6 métodos de evaluación de riesgos laborales tienen el objetivo común de la reducción y, si es posible, eliminación del riesgo. Para ello, la Agencia Europea, en su página web, ha creado una base de datos que los reúne para poder realizar una buena prevención en todas las empresas e instituciones del viejo continente. Dicha base de datos se actualiza con regularidad y están desarrolladas por los estados miembros, asociaciones empresariales, instituciones europeas, agentes e interlocutores sociales. Por tanto, sus evaluaciones se realizan con gran exhaustividad que garantiza su efectividad.
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